53
-Será mejor que ataquemos aquí -dice Luke-. Tendremos más posibilidades de escapar si les detenemos.
Gideon da una palmada de entusiasmo.
-Me gusta tu forma de pensar, hijo. Nos prepararé un carro para escapar. -Trepa a bordo de un tractor de motores repulsores y comienza a trastear con los controles. Aunque el tractor sólo tiene un asiento orientado hacia delante, detrás tiene un banco que ocupa toda la anchura.
Sidney extrae su pistola bláster de la funda.
-No puedo usar esto -dice.
Luke estudia al pada, inseguro sobre qué hacer con un rebelde pacifista.
-Sidney -dice finalmente-, aquí morirá gente. Eso manchará nuestras almas, y no puedes cambiar eso. Lo que puedes hacer es decidir quién muere... nosotros, o los soldados del mal.
Sidney sigue sin estar convencido.
-Si nosotros también somos asesinos, ¿cuál es la diferencia?
-Ellos luchan por avaricia y ansia de poder -dice Luke-. Nosotros luchamos por la libertad y nuestras vidas. ¡Eso no es incorrecto!
Gideon consigue hacer arrancar el tractor.
-¡Eh, Sidney! Haz algo útil y encuentra algunas lámparas sueltas.
El pada aparta sus inmensos ojos amarillos y va a obedecer a Gideon. Conforme el minero dirige el vehículo hacia el túnel, Luke busca lugares a cubierto desde donde atacar. Aunque los rincones y los nichos abundan alrededor del hueco de ascensor, una gran zona despejada los separaba de la boca del túnel de escape. El grupo tendría que confiar en las irregularidades de la boca del túnel para ponerse a cubierto.
Una confusa voz electrónica interrumpe los pensamientos de Luke.
-¡Eh, colega! ¿Te vendrían bien unas cuantas manos?
Luke se da la vuelta. Seis droides abollados y sucios se habían reunido frente al hueco del ascensor. Cuatro eran tan altos como un wookiee y parecían lo bastante fuertes como para tirar del tractor de Gideon. Los otros dos medían cerca de metro y medio de alto y tenían los delicados apéndices de los técnicos. Aunque guardaban un parecido básico con los humanoides, los seis estaban diseñados para la fiabilidad y la funcionalidad más que por la estética.
-¿Quienes sois?
Es la pregunta equivocada.
-Beunocuatro, serie excavadora seisunotrés.
-Besietecero, serie excavadora seisunotrés.
-Petresnueve, serie perforadora inueve...
-Es suficiente -interrumpe Luke-. Entiendo. ¿Qué queréis? Vamos a tener problemas dentro de nada.
-Lo sabemos -dice Beunocuatro-. Contactamos con la parte de arriba cuando el tercer turno no se presentó.
-¿Quieres decir que no había nadie aquí abajo cuando atacaron? -interrumpe Gideon.
-Sí, esa es la cuestión -responde Beunocuatro-. Los... -buscó un improperio adecuado en sus bancos de memoria, pero no lo encontró-, ellos atacaron durante el cambio de personal. Los capataces estaban arriba al terminar el segundo turno. Al principio, pensamos que era una sobrecarga de calor.
-¿No ha bajado nadie desde entonces? -pregunta Luke. El droide parece inseguro de si debía responder o no-. Estamos aquí para ayudar -continua Luke-, y no tenemos mucho tiempo.
-Vale, Mac. No sé si debería decirte esto, pero la señorita Tredway bajó pocos minutos antes que vosotros. Decuatrotrescinco la llevó a la Estación Médica Uno en un buggy de supervisión. -Señaló al tractor de Gideon para indicar a qué se refería-. Estaba en mal estado.
Luke miró a Gideon.
-Puedo encontrarla -dijo Gideon-. Me he ganado unos cuantos créditos en este lugar a lo largo de los años.
-Queremos equilibrar la balanza, pero la programación es un problema -dice Beunocuatro.
Luke considera la situación. Obviamente, los droides son leales a los Tredways. Pero sin duda están diseñados para auto-destruirse antes que matar a un ser racional. Después de la crisis de los droides asesinos de los últimos días de la República, la mayoría de fabricantes comenzaron a instalar ese tipo de dispositivos de seguridad para evitar investigaciones reguladoras. Otros seis cuerpos les proporcionarían una oportunidad razonable de sobrevivir a la batalla, pero el tiro podría salirles por la culata cuando se activase la programación primaria de los droides.
-Será mejor que ataquemos aquí -dice Luke-. Tendremos más posibilidades de escapar si les detenemos.
Gideon da una palmada de entusiasmo.
-Me gusta tu forma de pensar, hijo. Nos prepararé un carro para escapar. -Trepa a bordo de un tractor de motores repulsores y comienza a trastear con los controles. Aunque el tractor sólo tiene un asiento orientado hacia delante, detrás tiene un banco que ocupa toda la anchura.
Sidney extrae su pistola bláster de la funda.
-No puedo usar esto -dice.
Luke estudia al pada, inseguro sobre qué hacer con un rebelde pacifista.
-Sidney -dice finalmente-, aquí morirá gente. Eso manchará nuestras almas, y no puedes cambiar eso. Lo que puedes hacer es decidir quién muere... nosotros, o los soldados del mal.
Sidney sigue sin estar convencido.
-Si nosotros también somos asesinos, ¿cuál es la diferencia?
-Ellos luchan por avaricia y ansia de poder -dice Luke-. Nosotros luchamos por la libertad y nuestras vidas. ¡Eso no es incorrecto!
Gideon consigue hacer arrancar el tractor.
-¡Eh, Sidney! Haz algo útil y encuentra algunas lámparas sueltas.
El pada aparta sus inmensos ojos amarillos y va a obedecer a Gideon. Conforme el minero dirige el vehículo hacia el túnel, Luke busca lugares a cubierto desde donde atacar. Aunque los rincones y los nichos abundan alrededor del hueco de ascensor, una gran zona despejada los separaba de la boca del túnel de escape. El grupo tendría que confiar en las irregularidades de la boca del túnel para ponerse a cubierto.
Una confusa voz electrónica interrumpe los pensamientos de Luke.
-¡Eh, colega! ¿Te vendrían bien unas cuantas manos?
Luke se da la vuelta. Seis droides abollados y sucios se habían reunido frente al hueco del ascensor. Cuatro eran tan altos como un wookiee y parecían lo bastante fuertes como para tirar del tractor de Gideon. Los otros dos medían cerca de metro y medio de alto y tenían los delicados apéndices de los técnicos. Aunque guardaban un parecido básico con los humanoides, los seis estaban diseñados para la fiabilidad y la funcionalidad más que por la estética.
-¿Quienes sois?
Es la pregunta equivocada.
-Beunocuatro, serie excavadora seisunotrés.
-Besietecero, serie excavadora seisunotrés.
-Petresnueve, serie perforadora inueve...
-Es suficiente -interrumpe Luke-. Entiendo. ¿Qué queréis? Vamos a tener problemas dentro de nada.
-Lo sabemos -dice Beunocuatro-. Contactamos con la parte de arriba cuando el tercer turno no se presentó.
-¿Quieres decir que no había nadie aquí abajo cuando atacaron? -interrumpe Gideon.
-Sí, esa es la cuestión -responde Beunocuatro-. Los... -buscó un improperio adecuado en sus bancos de memoria, pero no lo encontró-, ellos atacaron durante el cambio de personal. Los capataces estaban arriba al terminar el segundo turno. Al principio, pensamos que era una sobrecarga de calor.
-¿No ha bajado nadie desde entonces? -pregunta Luke. El droide parece inseguro de si debía responder o no-. Estamos aquí para ayudar -continua Luke-, y no tenemos mucho tiempo.
-Vale, Mac. No sé si debería decirte esto, pero la señorita Tredway bajó pocos minutos antes que vosotros. Decuatrotrescinco la llevó a la Estación Médica Uno en un buggy de supervisión. -Señaló al tractor de Gideon para indicar a qué se refería-. Estaba en mal estado.
Luke miró a Gideon.
-Puedo encontrarla -dijo Gideon-. Me he ganado unos cuantos créditos en este lugar a lo largo de los años.
-Queremos equilibrar la balanza, pero la programación es un problema -dice Beunocuatro.
Luke considera la situación. Obviamente, los droides son leales a los Tredways. Pero sin duda están diseñados para auto-destruirse antes que matar a un ser racional. Después de la crisis de los droides asesinos de los últimos días de la República, la mayoría de fabricantes comenzaron a instalar ese tipo de dispositivos de seguridad para evitar investigaciones reguladoras. Otros seis cuerpos les proporcionarían una oportunidad razonable de sobrevivir a la batalla, pero el tiro podría salirles por la culata cuando se activase la programación primaria de los droides.
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