jueves, 11 de febrero de 2010

El honor de los Jedi (37)

37
-Las naves son nuestra mejor opción.
Cuando Luke alcanza el borde del edificio del molino, se detiene. Cuatro soldados de asalto se encuentran entre el grupo y sus naves. Aunque los guardias no están desplegados para la batalla, permanecen alerta y con sus armas preparadas. Una vez más, Luke debe admirar la disciplina de su enemigo... y encontrar un modo de contrarrestarla.
Conforme el sol del tamaño de un grano de uva pasa tras la nave minera con forma de caja de Gideon, Luke estudia la situación prestando especial atención a las características tácticas. Su ala-X se encuentra diez metros a babor de la nave de Gideon. Cincuenta metros de suelo liso de arena plateada separa su posición de las naves. El terreno está completamente desprovisto de lugares donde cubrirse. No importa lo que hagan, los imperiales les verán llegar.
Ambas naves siguen cerradas a cal y canto. Parece seguro suponer que no hay imperiales acechando en el interior, pero se tardaría al menos 15 segundos en abrir las naves. Por tanto, antes de intentar abrir cualquiera de los vehículos, deben eliminar a su oposición... y hacerlo rápido. Si la batalla dura demasiado, los guardias pueden llamar refuerzos.
Un ataque frontal podría funcionar precisamente por lo descabellado de la idea. Pero al atacar, Luke y sus amigos se quedarían a merced de las armas superiores de los soldados de asalto. Su otra opción es hacer que Erredós active las armas del ala-X. Aunque el droide tiene pocas probabilidades de acertarle a algo, distraería a los guardias durante unos preciosos instantes... y alertaría a cada imperial presente en el asteroide de su intendo de fuga.

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