lunes, 15 de febrero de 2010

El honor de los Jedi (61)

61
La Estación Médica Uno es un bien iluminado contraste con los oscuros túneles del exterior del búnker. Toda la sala tiene un higiénico color blanco. Diez camas con sofisticados equipos de monitorización se alinean en la pared de la izquierda. A lo largo de la pared derecha se encuentran armarios de dos metros llenos de suministros. En el extremo más alejado de la sala, una figura apenas humanoide con los delicados apéndices de un droide médico se encuentra ante una mesa de operaciones.
Una mujer joven está tendida en la mesa. Su llamativo cabello marrón rojizo caía de la mesa formando cascadas, casi tocando el suelo. Tenía mentones altos y prominentes y una barbilla firme y pequeña. Incluso en la brillante luz de la estación médica, sus labios eran carnosos y rojos. Varias magulladuras y abrasiones estropeaban su por otra parte perfecta piel.
Un traje de vacío y un montón de ropa descansaban en una silla cercana. Aunque Luke encuentra a la mujer casi irresistiblemente atractiva, su caballerosidad prevaleció inmediatamente sobre sus emociones más básicas. Educadamente se aclara la garganta para anunciar su presencia. El droide rápidamente cubre el torso de la mujer con una sábana. Manteniendo sus manos a plena vista, Luke avanza. Sidney permanece cerca de la puerta.
-¿Cómo se encuentra? -pregunta Luke.
Dena abre los ojos. Son del verde de las esmeraldas y profundos como un mar sivoriano.
-Dame tu bláster -ordena débilmente.
-Espera un momento -dice Luke, con su pecho agitado pro la admiración tanto de su valor como de su belleza-. No soy imperial. Mi nombre es Luke Skywalker. He venido a ayudarte.
El droide sostiene la pistola bláster de Dena sobre el cuerpo de la mujer. Ella no hace nada por tomarlo.
-¿Skywalker? -pregunta-. ¿El hijo de Anakin?
Luke se detiene en el acto. Su corazón late salvajemente y su cabeza casi da vueltas por la sorpresa.
-Sí -responde.
Dena se esfuerza por enfocar su mirada en la cara de Luke. Una pátina vidriosa cubre sus ojos y sus pupilas dilatadas tienen el tamaño de la circunferencia del meñique de Luke.
-Su hijo es tan apuesto como lo era él.
Luke siente que la sangre corre a sus mejillas.
-Tu hermano ha sido arrestado -dice de sopetón-. No esperábamos encontrarnos con... esto -termina la frase sin convicción-. ¿Cómo has podido...?
Dena frunce el ceño y aprieta con fuerza las mandíbulas.
-¡Sebastian no puede tener a Erling! -jadea.
Luke asiente.
-Lo siento; yo vi al gobernador arrestarle.
-¡Entonces tienes que salvarle! -dice Dena. Agarra el brazo de Luke y la sábana cae deslizándose de su torso. Dena parece no darse cuenta-. ¡Júralo, por el nombre de tu padre!
El droide la obliga amablemente a volver a tumbarse.
-Por favor, señorita Tredway. Tiene el bazo reventado y una conmoción cerebral. Debe permanecer quieta.
-Llévale con Ire Eleazari. Su asteroide no está catalogado... -su respiración es ahora un jadeo apagado-. Erling sabrá sus coordenadas.
-¿Qué hay de ti? -pregunta Luke-. ¿Cuidará él de ti?
-Erling es el importante.
-No puedo ir a buscar a Erling hasta que tú no estés a salvo.
Dena cierra los ojos y no dice nada durante treinta segundos. Luke le agarra de la muñeca y la agita suavemente. Ella no responde.
-Vamos a llevárnosla -dice al droide.
-Por supuesto... a la enfermería.
-La enfermería ya no existe -dice-. La llevaremos a una base rebelde.
-Oh, cielos -dice el droide-. Ella no debería viajar tan lejos... esté lo lejos que esté.
-Está a 96 horas, y no tenemos otra elección.
-Llévame con Eleazari -jadea Dena-. Coordenadas 506.34-604.342-47.65, dentro de cuatro horas. ¡Luego ve a por Erling!
Sus ojos siguen cerrados.
-¿Cómo sabes las coordenadas? -pregunta Luke.
Ella no responde.
El droide ejecuta una serie de test de diagnóstico.
-Está en coma, señor -dice finalmente.
-¡No! -exclama Luke-. ¡Tráela de vuelta!
El droide no responde. En lugar de eso, administra una rápida serie de inyecciones y luego la introduce en su traje de vacío. Al hacerlo, un chip de mensajes repiquetea en el suelo. Luke se guarda el chip, luego ayuda al droide a sellar el traje. La transfieren a una camilla y la sujetan con una correa corporal. Finalmente, el droide coloca un estimulador aural artificial sobre sus oídos.
-La he estabilizado al límite de mis habilidades -informa-. Ahora necesita descansar... preferiblemente en un hospital completamente equipado.
-Ire Eleazari tendrá que bastar -dice Luke-. Borra tus bancos de datos... por completo.
-Lo siento, señor -responde el droide-. Dado que eso destruiría mi programación principal, no puedo obedecer sin autorización.
Luke extrae su pistola bláster.
-Sebastian Parnell analizará tu memoria byte a byte para encontrar a Dena Tredway. ¿Harás lo que te pido, o tendré que hacerlo yo por ti?
El droide estudia la pistola.
-Eso no será necesario.
Sus ojos se apagan. Un momento después, se derrumba en el suelo.
Luke y Sidney agarran cada uno de un extremo de la camilla y la sacan al pasadizo. Gideon está sentado en el asiento del conductor del buggy de supervisión.
-¿Cómo se encuentra? -pregunta, al ver la camilla.
-No muy bien -responde Luke-. Necesitamos llevarla con alguien llamado Ire Eleazari.
-Nunca he escuchado hablar de él. ¿Dónde lo encontramos?
-Luke duda.
-Es un asteroide sin catalogar. Ella me ha dado un juego de coordenadas dentro de cuatro horas desde ahora, pero no sé cómo nadie podría memorizar las coordenadas orbitales de un asteroide.
-Si ella dice que estará allí -dice Gideon-, entonces estará allí. No existe nadie que conozca el Cinturón como los Tredways.
Luke y Sidney sujetan la litera en el banco trasero del buggy usando un juego de ganchos magnéticos, y luego suben ellos. Gideon se gira en su asiento para mirar a Luke.
-¿Deberíamos intentar salir por el ascensor principal?
-¿Qué otras opciones tenemos? -pregunta Luke. No le entusiasma la idea de volver a la zona del ascensor, porque está seguro de que los imperiales han emplazado allí al menos a una patrulla ligera.
-Podríamos probar los ascensores número dos o tres -dice Sidney-. Los montacargas de cable podrían no estar operativos por el daño de superficie, pero los elevadores repulsores de personal deberían seguir funcionando.
-He trabajado en esta mina de un extremo a otro durante 20 años -responde Gideon-. Pero nunca he estado en ninguno de los dos. No sé cuánto tardaremos en encontrarlos.
Luke considera el problema.
Sólo tienen cuatro horas para salir de la mina, recuperar sus nave, y alcanzar las coordenadas que Dena les dio. Si se pierden buscando los otros ascensores, podrían quedarse ahí abajo durante días. Por otra parte, la mina parece estar bastante poblada de droides. Cualquier droide debería ser capaz de dirigirles a cualquiera de los ascensores.

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