miércoles, 24 de febrero de 2010

Trilogía de la Academia Jedi I: La búsqueda del Jedi - Capítulo 28, cont. (III)

—¡Todos a bordo! —exclamó Wedge Antilles entre los ecos del espaciopuerto de Ciudad Imperial—. Preparémonos para marchar.
Los últimos especialistas en colonización, sociólogos e instructores de supervivencia de la Nueva República subieron sus equipajes por la rampa del carguero de mediano tamaño. La nave de noventa metros de largo ocupaba la mayor parte de toda una bahía en el sector de suministros, pero el grupo necesitaba un transporte lo suficientemente grande como para llevar a los supervivientes de Eol Sha y sus escasas posesiones, al igual que los suministros necesarios para establecer su nuevo hogar en Dantooine.
Wedge llevaba el registro de los detalles finales de la operación, leyendo una lista de tareas en su tableta de datos. Al menos esa era una misión mejor que derribar edificios en ruinas... de momento. Estaba encantado de volver a volar, aunque sólo fuera un torpe carguero en lugar de un caza.
Pero sabía que en el futuro próximo le esperaban misiones más duras. La almirante Daala y sus tres Destructores Estelares imperiales habían devastado el sistema Kessel, y luego se habían desvanecido en el hiperespacio. La Nueva República había enviado sus mejores rastreadores para averiguar dónde había ido a ocultarse. Han insistía en que ella estaba empeñada en hacer destructivos ataques de guerrilla, apareciendo del hiperespacio y atacando un planeta al azar. Un gatillo fácil como Daala no seguiría una estrategia general predecible. Toda la Nueva República tenía que estar alerta.
Chewbacca insistía en que una fuerza de ocupación de la Nueva República se dirigiera a la Instalación de las Fauces para liberar a los demás esclavos wookiees. El Alto Mando de la Alianza también quería poner sus manos en los planos o prototipos que pudieran quedar todavía en el laboratorio secreto de armas. Se acabó el relajarse y recoger pedazos, pensó Wedge. Las cosas iban a ponerse mucho más interesantes.
Pero ahora mismo su misión era llevar a la gente de Eol Sha a la seguridad del planeta que sería su nuevo hogar.
Cuando comprobó que todo el mundo estaba a bordo, Wedge advirtió a Gantoris, de pie a solas junto a los contenedores de suministros apilados junto al muro. El líder de la colonia desplazada parecía alto y poderoso, pero no parecía saber cómo reaccionar al ver partir a la nave de traslado.
—No te preocupes —exclamó Wedge—, llevaremos a tu gente a su nuevo hogar. Después de vivir con volcanes y terremotos toda su vida, Dantooine les parecerá un paraíso.
Gantoris asintió, frunciendo su lisa frente.
—Dales saludos de mi parte.
Wedge se despidió de él con un gesto de la mano.
—Será mejor que vayas a convertirte en el mejor de los nuevos Caballeros Jedi.

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