jueves, 25 de febrero de 2010

Trilogía de la Academia Jedi I: La búsqueda del Jedi - Capítulo 28, cont. (y IV)

Luke miró profundamente a los ojos de Kyp Durron, buscando en su interior los fundamentos de un Jedi. El joven se estremeció pero mantuvo firme la mirada de Luke.
—¿Estás nervioso, Kyp? —preguntó Luke.
—Un poco. ¿Debería?
Luke sonrió al recordar como fanfarreó ante Yoda diciendo que no tenía miedo de comenzar su entrenamiento Jedi. «Lo tendrás», había dicho Yoda, «¡lo tendrás!».
Han los interrumpió, colocando su mano sobre el hombro de Kyp.
—Deberías haber estado allí para verle deslizarse por los oscuros túneles de especia. ¡Y nos guió por las Fauces con los ojos cerrados! Este chico tiene mucho potencial, Luke.
Luke asintió.
—Estaba a punto de hacer yo mismo ese truco de las Fauces. Se lo difícil que tiene que haber sido.
—¿Significa eso que me llevarás a tu academia Jedi? —preguntó Kyp—. Quiero saber cómo usar este poder que tengo. Cuando estaba solo en mi celda del Destructor Estelar, juré no volver a estar indefenso jamás.
Luke extrajo la célula de potencia y las palas cristalinas del antiguo escáner imperial que antes se usaba para detectar descendientes de Jedi.
—Probemos primero con el escáner.
Desenrollando los cables, Luke acopló las palas cristalinas a cada lado de Kyp.
—Esto no va a dolerte ni nada parecido. Sólo muestra el potencial de tus sentidos.
Activó el escáner en la unidad de control, y una fina línea de luz cobriza recorrió de arriba a abajo el cuerpo de Kyp mientras una imagen más pequeña de la silueta de trazos cobrizos aparecía desde abajo frente a él, mostrando su análisis de Kyp Durron.
La reproducción de Kyp flotó en el aire, bañada por la pálida aureola azulada que Luke había encontrado en los demás que mostraban auténtico potencial Jedi. Pero la aureola crecía y decrecía, parpadeando, volviéndose más oscura, luego más brillante, apareciendo manchas de rojo y luego mezclándose los dos colores.
—¿Qué significa esto? —dijo Kyp.
—El chico está bien, ¿verdad? —Han parecía ansioso de que se aceptase a su protegido.
Luke observó confuso la lectura anómala, preocupado porque no sabía cómo interpretarla. Los parpadeos podían ser resultado de un equipo de escaneo defectuoso, dado que el instrumento no había sido cuidado correctamente y ya no podía calibrarse... o podía ser debido a que la tensión y la presión a la que Kyp había sido sometido durante tantos años no le habían permitido alcanzar aún todo su potencial.
—Veo mucho poder aquí. Mucho —dijo Luke, y Kyp suspiró aliviado—. Déjame hacer otra prueba.
Luke extendió sus manos para tocar el rizado cabello negro de Kyp.
—Deja que haga lo que tenga que hacer —susurró Han al joven—. Confía en él.
Luke cerró los ojos y envió un zarcillo de pensamiento al fondo de la mente de Kyp donde se ocultaban sus profundos recuerdos primarios, dejando poco espacio al pensamiento consciente. Luke penetró en el núcleo aislado de su subconsciente. Empujó con el pensamiento... y de pronto se encontró volando hacia atrás, empujado como una hoja de papel en una tormenta de viento de Bespin. Aterrizó sobre su espalda al otro lado de la sala, jadeando.
Han y Kyp corrieron hacia él mientras trataba de incorporarse sobre los hombros. Luke agitó la cabeza para alejar la sensación de mareo.
—¡Lo siento! —dijo Kyp—. ¡No sé lo que he hecho! No quería hacerlo. ¡Lo juro!
—¿Qué ha pasado? —dijo Han—. ¿Qué significa eso para Kyp?
Luke parpadeó.
—No os preocupéis por mí. Lo he causado yo mismo. —Agitó la cabeza—. Kyp, ¡tienes un poder asombroso!
Luke se levantó y dio un fuerte apretón de manos al joven.
—Desde luego, eres bienvenido a entrenar en mi academia. ¡Tan sólo espero que, cuando puedas usar completamente tus habilidades, seas capaz de controlarlas!

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