jueves, 11 de febrero de 2010

El honor de los Jedi (66)

66
-Lo siento -dice Luke-. Cuando esos soldados de asalto salgan de ese ascensor, vamos a tener que luchar. No puedo confiar en vosotros cuando vuestra programación interfiera.
-Como tú digas, chaval -dice Beunocuatro.
Los droides desaparecen por el largo túnel. Luke y Gideon buscan cobertura cerca de la boca del mismo. Un instante después, el montacargas de mineral llega. Conforme su puertas se abren con un chasquido, Luke dispara. Su rayo de energía sale disparado hacia el ascensor, y luego estalla contra algo blanco.
Mientras las puertas siguen abriéndose, una docena de soldados de asalto devuelven su fuego, algunos con rifles bláster, otros con torpedos de protones en miniatura, y otros con cañones bláster montados en su armadura. Un arco iris de colores surge de la apertura, chocando por todas partes alrededor de la boca del túnel. Luke y Gideon continúan disparando, pero su lamentable chorreo de disparos no es rival para el espectáculo de luces que surge del montacargas de mineral.
Una bola de fuego blanca, del tamaño de un guisante, golpea a un metro de distancia de Luke. Estalla y una onda de choque lo golpea contra el suelo. El aliento escapa de su cuerpo y no puede respirar de nuevo. Esquirlas de roca duchan su traje de vacío, algunas de ellas clavándose en su piel a pesar de la protección. Por un instante, es consciente de estar jadeando como un pez en una atmósfera gaseosa... y entonces su visión se emborrona y su mente cae en una neblina inconsciente. Los muros del túnel comienzan a girar, y nota un sentimiento de náusea en su estómago.
Un instante después, un borrón blanco se alza sobre Luke. Dice algo, pero Luke no puede responder a través de la oscura cortina que cae sobre su consciencia.

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