lunes, 1 de febrero de 2010

El honor de los Jedi (55)

55
-Probemos en la mina.
Luke dirige la marcha a través de las ruinas hacia el mayor de los castilletes. Aunque espera encontrarse con un escuadrón de tropas de asalto en cualquier momento, la confrontación nunca llega. En su lugar, van dejando atrás cadáver tras cadáver e impacto de láser tras impacto de láser. A cada paso, Luke se pregunta qué es lo que quiere Parnell que justifique semejante carnicería.
La puerta de seguridad que conduce al interior del castillete ha sido abierta con una explosión. En el interior, el castillete está bien iluminado, aunque un poco monótono. Un muro circular de duracero se alza desde el suelo hacia las oscuras alturas de la torre.
-Esto es el hueco del ascensor -explica Gideon. Abre la marcha hacia una puerta en el muro y la abre. Dentro hay una jaula oscura con forma de caja-. Esto es un elevador de personal propulsado por repulsores; funciona igual que un deslizador... más o menos. -Gideon indica a Luke que suba a la jaula, luego él y Sidney le siguen. De alguna forma, el minero encuentra un conjunto de controles, y entonces suena una bocina de advertencia y la jaula cae por el pozo-. Junto a nosotros hay un montacargas para 100 toneladas de mineral -dice Gideon-. Para eso son los cables de montacargas. Es más barato alzar toda esa masa con la tradicional energía de fisión.
Dos oscuros minutos más tarde, el elevador de personal se detiene y Gideon abre la jaula. Luke camina a una caverna circular bañada por luz blanca. Un disparo de bláster casi le deja sin cabeza. Reacciona instantáneamente, sacando su pistola y buscando cobertura. Un soldado de asalto solitario se encuentra de pie en la entrada de un oscuro túnel.
Luke dispara una vez y el imperial se desploma, con un agujero humeante en el centro de su estómago. Gideon se apresta a disparar, pero no hay más soldado de asalto acechando en las cercanías.
-Parece que no nos esperaban -comenta Gideon.
Dos docenas de vehículos repulso-elevadores rodeaban el hueco del ascensor de duracero. Seis de ellos habían chocado contra la puerta del ascensor de mineral, aparentemente matando a dos soldados de asalto conforme descendían del gigantesco ascensor. En el asiento del conductor de cada vehículo se encontraba un droide inmóvil.
Gideon trepa a un pequeño tractor repulso-elevador y comienza a trastear con la caja de controles. Mientras espera, Luke inspecciona los droides. Como sospechaba, cada droide mostraba signos de auto-destrucción. Alguien debía haber ordenado a los droides que atacasen a los soldados de asalto cuando salieran del ascensor. Luke estaba sorprendido de que los droides realmente hubieran conseguido acabar con dos soldados de asalto; desde la crisis de los droides asesinos en los últimos días de la República, todos los fabricantes habían equipado sus productos con mecanismos de auto-destrucción que se activaban si el droide atacaba a un ser racional.
Gideon consiguió hacer arrancar al tractor. Lo conduce hacia la boca del túnel que conduce fuera de la zona del ascensor. El túnel tiene tres metros de alto y siete de ancho. Luke no tiene idea de lo largo que es, porque una cortina de impenetrable negrura oculta sus profundidades. Sidney le da a Luke una lámpara plana unida a una cinta de sintored, y luego se pone un dispositivo similar en la cabeza. La lámpara se activa. Luke ajusta la sintored sobre su cabeza y su propia lámpara proyecta un sobrio rayo de luz en la dirección de su mirada.
Tras ponerse una lámpara de cabeza, Gideon indica a Luke y Sidney que se sentasen en un banco acolchado que corría a lo ancho en la parte trasera del tractor.
-Les alcanzaremos bastante más rápido en un buggy de supervisión -dice.
Luke toma asiento, pero no está seguro de querer alcanzar a un escuadrón de tropas de asalto, especialmente ahí abajo, en la oscuridad. Sin tener en cuenta las reservas de Luke, el buggy de supervisión se desliza rápidamente por el túnel.
El zumbido del motor repulsor resuena en las paredes del túnel, creando un estruendo increíble. El mundo de Luke se reduce al círculo de luz proyectado por su lámpara de cabeza. Con el tremendo clamor del buggy de supervisión, sólo puede sentir aquello que ve. Eso no es mucho... monótona roca gris pasando rápidamente por un círculo amarillo de dos metros de diámetro; tal vez la cola del buggy o la rodilla de Sidney apareciendo de vez en cuando a la vista. Su visión periférica sólo siente oscuridad, y lo oscuro parece inexistente ahí abajo.
Si Luke se esfuerza en mantener la barbilla alta y la cabeza firme, puede ver cómo el ascensor se hace más pequeño. La distancia y la proporción parecen exageradas bajo tierra. El extremo del túnel enmarca la zona del ascensor como una manga que cada vez se va haciendo más pequeña. Tal vez sea por la oscuridad, o tal vez sea por la perspectiva del túnel, pero sea cual sea la causa, las luces del ascensor se desvanecen con inquietante rapidez.
Mientras reflexionaba sobre su aislamiento en ese agujero ruidoso, Luke pensó de pronto que debía haber una atmósfera ahí abajo. De otro modo, el túnel no sería tan ruidoso y polvoriento. No tiene la oportunidad de preguntarle a Gideon acerca de su descubrimiento. Cuando se gira para mirar hacia delante, cuatro destellos rojos casi le ciegan. Aparecen desde la profunda oscuridad. Luke supone que se trata de la pared del túnel. Por lo que él sabe, podría haber todo un ejército acechando por todo el túnel; no pudo captar el origen de las detonaciones en el pequeño círculo que ilumina su lámpara de cabeza.
Gideon cacarea con regocijo.
-Ya los tenemos, joven amigo... ¡pasaré por encima de esos pringados!
Luke inmediatamente comprende que el plan de Gideon es efectivo, pero arriesgado. Su vehículo cuenta como una gran ventaja. ¿Pero quién sabe qué acecha en la dirección de los disparos? Había contado cuatro disparos, de modo que estaban apostando que un buggy de supervisión en movimiento superaría en peso a al menos cuatro soldados de asalto con armaduras completas.

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