lunes, 15 de febrero de 2010

El honor de los Jedi (47)

47
–No creo que estén esperando problemas –dice Luke–. ¡Así que vamos a dárselos!
Gideon acelera a fondo y el buggy de supervisión sale lanzado por el pasillo. Cincuenta metros después, los soldados de asalto de dan cuenta de que no es amistoso. Una andanada de disparos bláster cruza brillando el pasillo oscuro; por un instante, Luke se imagina que ese debe ser el aspecto del interior del intestino de una serpiente de fuego altoriana. Los disparos estallan inocuamente en la roca por todo alrededor del tractor.
Luke agarra el rifle bláster de Gideon. La distancia se ha reducido a 35 metros. Dispara un único destello azul para responder a la andanada imperial. Un soldado de asalto cae.
Los imperiales disparan de nuevo. Esta vez, cuatro rayos golpean el capó del buggy, lanzando surtidores de llamas y chispas hasta el techo. Gideon grita alarmado, y entonces el tractor gira y se estrella contra un muro.
El impacto lanza a Luke hacia el enemigo. Vuela por los aires durante un periodo de tiempo que parece imposiblemente largo, y finalmente golpea el suelo. El aterrizaje le hace perder el aire de los pulmones y el rifle sale despedido de sus manos. Rueda por el suelo durante otros 15 metros, y entonces se detiene, aturdido y boqueando para recobrar el aliento.
Cuando finalmente logra enfocar la vista de nuevo, Luke está mirando a los cañones de tres rifles bláster imperiales.
–Ni se te ocurra pensar en moverte –avisa un soldado de asalto.

Luke llegará a Tol Ado... ¡fuertemente vigilado! Algún día, escapará, pero esta aventura ha terminado para él. Vuelve a la sección uno y prueba de nuevo.

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