Para cuando Maul regresó a la base de observación avanzada de OOM-9, las oscuras aguas del pantano estaban cubiertas de pezmanís envenenado, y un hedor flotaba en el aire húmedo. El nivel del agua era bajo, pero no tan bajo como Maul había esperado.
-Conforme lo drenamos, el pantano se va renovando, comandante –le dijo el droide-. El pantano y los lagos más allá parecen estar vinculados a vastas reservas de agua subterránea.
Maul entregó el cristal de datos a OOM-9.
-Desde el menú se puede acceder a las coordenadas de localización para Rellias. Transmite los datos a tus patrullas PAM y ordénales que saturen el lugar con cargas de profundidad. A continuación, prepara el S-DST para embarque inmediato y reúnete conmigo a bordo.
El droide aceptó el cristal y salió corriendo.
Transportando media compañía de soldados droide y el contingente completo de droidekas, el destructor acuático flotaba a través de un laberinto de canales a la sombra de la exuberante jungla. A media tarde había recorrido un retorcido paso que comunicaba la marisma con un enorme lago de aguas claras. Lejos, hacia el oeste, dos dedos de tierra se adentraban en el lago, formando un estrecho. De pie en la proa curvada del destructor, Maul pudo ver las PAMs zumbando de un lado al otro de los estrechos, regando el agua de explosivos. Conforme el apagado sonido de las cargas de profundidad le alcanzaba, trató de componerse para la batalla, pero un cúmulo de pensamientos le impidió despejar su mente por completo.
Años antes, el mismo día en que Maul había recibido la orden de ejecutar a todo el mundo en el centro de entrenamiento de combate de Trezza en Orsis, Darth Sidious había revelado que era un Lord Sith. Antes de eso, Maul no había tenido ni idea de por qué ni para qué estaba siendo entrenado en los caminos de la Fuerza y en el lado oscuro. Después de la masacre, Darth Sidious le reveló más información acerca de los Sith, incluyendo el hecho de que, durante un milenio, nunca hubo más de dos verdaderos Sith en ningún momento, un Maestro y un aprendiz. Supuestamente. Ahora, a raíz de las revelaciones sobre la posible alianza de su Maestro con Hego Damask, Maul se preguntó: ¿Alguna vez Sidious se había descrito a sí mismo como el único Maestro Sith superviviente? ¿Era posible que ese muun misterioso, Hego Damask, también fuera un Señor Sith, y que Maul –a pesar de haber recibido el título de lord de manos de Sidious- fuera de hecho algo menos que un verdadero Sith? ¿Era por eso que, a diferencia de Sidious, nunca se le había concedido una identidad secreta comparable al disfraz de su Maestro como Palpatine? ¿Era Maul, pues, en última instancia, prescindible para el Gran Plan Sith... un mero agente encubierto y asesino?
¡Basta de pensar!, se dijo.
Esa era simplemente una razón más para demostrar su valía a su Maestro... o Maestros, posiblemente. Para demostrar su valía de modo que pudiera ser visto como un verdadero Sith.
Con el S-DST acercándose a los estrechos, Maul vio que se habían erigido fortificaciones de piedra en los dos dedos de tierra, y que, de detrás de esos baluartes, salían volando esferas de energía azul pálido, diezmando las patrullas PAM. A medida que el destructor se acercaba a la orilla arenosa, cientos gungans otolla de piel naranja y morada aparecieron en lo alto de los muros, armados con lanzas de energía y los llamados tronadores plásmicos que podían ser lanzados desde canastas de mano. Emergiendo de las aguas repentinamente turbulentas llegó una flota de sumergibles de crecimiento orgánico, cuyas armas comenzaron a atacar al destructor con orbes de poder destructivo.
El S-DST se detuvo en la playa para que los soldados droide y los droidekas pudieran desembarcar. Corriendo para enfrentarse al aerodeslizador llegó una fuerza de caballería compuesta de gungans montados sobre reptiaves de dos patas y sin alas adornados con plumas de guerra. Liderando la carga estaban dos ankuras de piel verde que Maul supuso que eran el Jefe Ganne y su general. Desde la retaguardia volaron orbes de energía lanzados desde catapultas atados a las espaldas de animales cuyas sonoras llamadas reverberaron a través del lago. Los droides de batalla salieron a enfrentarse a ellos, disparando sus E-5 de forma continua, y reforzados por los droidekas que rodaron hacia los aullantes jinetes, deteniéndose sólo para disparar protegidos por sus escudos deflectores individuales.
Maul saltó a tierra. La lluvia horizontal de fuego de los droides de batalla y los droidekas calentó el aire y creó una brisa. PAMs cayeron del cielo como piedras, y las esferas de energía levantaron polvo y agua que quedó flotando en el aire.
Al planear su ataque contra el campamento de entrenamiento de Orsis, había decidido inicialmente que su primer asesinato debía ser Trezza. Maul tenía que enfrentarse al falleen mientras estuviera en la cima de su fuerza. A continuación, podría ocuparse del resto de los profesores y alumnos. Pero Maul no había mantenido su decisión, minado por la renuencia a matar al ser que en muchos aspectos había sido su único cuidador de carne y hueso. Como consecuencia de ello, había estado a punto de perder contra Trezza cuando finalmente se enzarzaron en combate cuerpo a cuerpo. Maul se había prometido a sí mismo que no iba a cometer el mismo error dos veces. Los errores eran parte del pasado -meras lecciones como la que había aprendido en Tatooine-, y sabía lo que había que hacer ahora.
Maul miró hacia el cielo, donde sólo quedaban unas pocas PAMs. Las plataformas aéreas respondían únicamente a los droides que las pilotaban, pero se le ocurrió una manera de sacarles partido. Convocando a uno, Maul se lanzó al aire con un salto de Fuerza cuando la PAM pasaba sobre él. Colgando del estribo de estribor con una mano, llamó a su sable de luz con la otra, y encendió sus hojas.
Algunos de los jinetes gungan lo vieron venir y apuntaron. Maul retorció su cuerpo, ya fuera para esquivar las lanzas y esferas de energía que volaban hacia él o para rechazarlas con la espada de luz. Soltándose de la PAM cuando todavía estaba a veinte metros de Ganne y el general, invocó a la Fuerza para lanzarse a través de una veintena de gungans montados. Era evidente que nunca había visto nada como él. Pero, en cualquier caso, ¿quién lo había hecho? ¿A qué Sith en los últimos mil años se le había permitido manejar un sable de luz en una batalla abierta? ¿Acaso eso en sí mismo no era suficiente para calificarlo como un verdadero Sith?
Los gomosos gungans casi se desintegraban al contacto de las hojas gemelas que Maul hubiera deseado reservar para los Jedi. Sus cabezas provistas de pico volaron en todas direcciones. Sus tajos los partían por la mitad, por la cintura o longitudinalmente, y chillaban al morir. Sus fosas nasales se dilataban y sus ojos se le salían de las órbitas, y la playa de arena blanca se encharcó con su sangre. Maul se acercó más a Ganne, cortando las piernas por debajo de las monturas de los gungans o empalándolos con su sable de luz.
Se lanzó en el aire cuando todavía estaba a cinco metros del Jefe y el general. Este último fue decapitado por una de las hojas, y Ganne fue derribado de su montura por la mano izquierda extendida de Maul. Ágil a pesar de su gordura, el Jefe gungan se puso en pie de un salto y corrió a agarrar su electropica, pero Maul estuvo sobre él antes de que pudiera usar el arma, lo desarmó y lo arrastró por sus largas orejas a través del caos de la lucha, hasta la línea de árboles que definía el borde del campo de batalla.
Los ojos hundidos del gungan giraban sin control, y de sus labios gruesos caía un hilo de saliva. Maul acercó su sable de luz a la cara de Ganne, pero luego lo desactivó. No hacía falta amenazar a este ser primitivo de voluntad débil, se dijo. Simplemente basta con manipularle para que revele la verdad.
-La ruta a Otoh Gunga -dijo Maul, haciendo un gesto significativo con la mano enguantada.
En respuesta a la sugerencia de la Fuerza , los ojos de Ganne casi se pusieron en blanco.
-Tusa necesita saber lo camino a Otoh Gunga -dijo en el rudimentario dialecto de los gungan.
-Dímelo -dijo Maul.
-Misa dice tusa. Tusa lleva tusas mackinaks a través de lo Estrecho de Rellias.
Maul tiró de las orejas Ganne detrás de su cabeza.
-Abrirás las puertas cuando lleguemos.
-Misa abrirá losa puertas cuando nosa lleguem.
La satisfacción y el odio se mezclaron en la sonrisa maliciosa de Maul. Poniendo a Ganne sobre sus pies de tres dedos, comenzó a empujarlo hacia las líneas de la Federación de Comercio.
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