miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Tribu Perdida de los Sith #9: Pandemonio (y XVII)


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Muchos querían conocer al líder de los incomprendidos humanos, pero Quarra no se había quedado a saludar al Gran Señor. Edell se figuró que había ido en pos de Jogan, pero nadie en la plaza de armas la había visto.
Más tarde descubrió que había ido a ayudar en las labores de limpieza en la Casa de Vaal. Squab y los keshiri de Bentado supervivientes, ahora bajo la dirección de Edell, habían vigilado la sumamente importante torre de señales hasta la llegada de los asesores humanos con trajes blancos. Apenas unos días después del Testamento de Jogan, había varios en las calles de Sus'mintri, mostrando una apariencia amable y servicial. Edell se movía ahora libremente por las calles, vestido él también de blanco, ni invasor ni señor, sino invitado benevolente. Los Sith habían sido amables y generosos con hermosos regalos del otro lado del océano, y los alanciari sabían hacer una cosa muy bien: correr la voz.
Ahora Edell era esencialmente gobernador de Alanciar para Hilts, pero tendrían que pasar años de sonriente cooperación para que el gobierno fuera plenamente aceptado y reconocido abiertamente. El Alto Señor se enfrentaba a muchos de los mismos retos que tuvo la tripulación del Presagio, y de maneras que hacían que su trabajo fuera más complicado. Cada pueblo, cada granja del campo contenía aquí alguna innovación keshiri desconocida en el otro lado del globo. Todas tenían que ser evaluadas. Algunos avances se llevarían a Keshtah; los barcos de vela eran una opción obvia para sustituir las peligrosas aeronaves. Vastas áreas de Kesh, como por ejemplo el desconocido hemisferio norte, ausente en el antiguo mapa de Korsin, ahora podrían llegar a ser accesibles. ¿Podría haber allí más nativos, más misterios? La perspectiva emocionaba a Edell.
Incluso se habló de crear un par de arrecifes artificiales en el mar, para proporcionar a los uvak estaciones de descanso cuando hicieran vuelos transoceánicos. Los continentes habían estado unidos en otro tiempo; habría conexiones nuevamente.
Los barcos eran una cosa... pero muchas otras tecnologías alanciari serían retiradas. Poco a poco, pero con firmeza, instarían a los habitantes a quemar sus ballestas, grandes y pequeños, en una demostración de confianza. No era sólo debido a un deseo de desarmar a los alanciari. Millones de keshiri armados eran demasiado tentadores para un Sith ambicioso.
La tarea por delante era inmensa. Sabía a quién necesitaba... alguien a quien había llegado rápidamente a respetar y admirar, en una forma en que no había valorado a nadie en si tierra natal.
La encontró en la Casa de Vaal. El equipo de limpieza seguía poniendo el lugar de nuevo en buen estado de funcionamiento, pero Quarra estaba fuera de la pared del patio donde había dejado los muntoks de tiro. Levantó la mirada, apartando la vista del abrevadero donde estaba dándoles de comer.
-Aquí empieza a haber mucha gente -dijo.
-Pronto habrá más gente todavía. Y mucha actividad. ¿Viste a tu amigo centinela?
-Brevemente. -Dejó el cubo de comida-. Parece que él también va a estar ocupado con mucha actividad.
-Tendrá un lugar de honor en nuestra sociedad, como nuestro primer visitante de Alanciar. -Edell miró a la torre de alabastro, que se alzaba por encima de la pared del patio-. La gente no confiará a ciegas en Jogan, igual que pasó con Adari Vaal. En cierto sentido, se podría decir que lo hemos cambiado por ella.
Quarra no respondió. Sujetó unas alforjas a uno de los muntoks y lo separó del carro.
Edell dio un paso hacia ella.
-Podrías unirte a él, por supuesto... o hacer cualquier otra cosa. El Gran Señor Hilts está impresionado por la tradición de la Fuerza en la gente de aquí. Autodidacta, y todo eso. Él siempre quiso incluir a los keshiri en la propia Tribu, con títulos iguales a los nuestros. -Le tomó la mano y la miró fijamente-. Numerosos caminos se abren ante ti, Quarra.
-No -dijo ella, sonriendo débilmente y retirando su mano-. Sólo uno.
Al final de una época que había estado llena de decisiones difíciles, casi imposibles, la decisión final había sido la más fácil.
Observando la puesta de sol mientras su Muntok avanzaba a grandes zancadas hacia la ciudad, Quarra entendió ahora por qué había viajado a Punta Desafío aquella tarde de otoño. Se había convertido en un barco por el canal de su carrera, sujeto a una sola dirección. Por muy lejos que avanzara, saber exactamente cómo iba a ser el resto de su vida la había vaciado por dentro. Otros en el estamento militar habían vivido durante años con el mismo problema.
Pero desde la llegada de los Sith, la sociedad parecía animada. Misteriosas nuevas perspectivas se habían abierto para todos. Entre ellos, sólo Quarra todavía sentía que sabía el aspecto que tendría el futuro. Sólo ella había visto a los Sith como realmente eran.
No como Jogan. Su corresponsal en el extremo de la línea era ahora el centro del mundo. Había dicho que hablarían pronto, pero él nunca la había contactado, y ella nunca había hecho ningún intento de encontrarlo. Ahora, el otrora profesional ermitaño estaba ocupado, recorriendo Alanciar, visitando una ciudad tras otra en el Buen Presagio para repetir la historia de su aventura. Ya se había dramatizado, con la ayuda de actores y compositores importados de Keshtah, en algo que reemplazaría la obra sobre Adari Vaal. Adari sólo se había encontrado en una roca. Había vivido en una, antes de ver la verdad. Jogan Halder era la verdadera Roca de Kesh.
Quarra se dio cuenta de que él nunca había sido un verdadero centinela. Jogan aspiraba a un llamado que no había tenido lugar en Alanciar desde la llegada de Adari Vaal. Ahora tendría lugar de nuevo. Las vetustas obras patrióticas que se representaban cada Día de la Observancia serían reemplazadas con nuevas producciones, para todos los días. Volvería a haber narradores, y escultores, y clientes, y actores. Todo lo que se había dejado de lado durante el largo estado de emergencia regresaba ahora, con una velocidad sorprendente. Alentados con la complicidad de los Sith, que siempre discretamente cultivaban la idea de que los últimos dos mil años en Alanciar se habían perdido en una especie de locura colectiva.
Era una idea que sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo fueron aceptando fácilmente. Quarra temía que, al final, sólo ella recordaría a Adari con cariño. Los signos de la maldad Sith habían estado visiblemente presentes en las acciones de Bentado, pero las fuerzas bajo Varner Hilts habían mostrado el mejor de sus comportamientos desde su llegada. La unificación estaba ya muy avanzada. El complot para con verter a Jogan y al pueblo de Alanciar había sido diabólico pero sutil, y era difícil convencer a nadie del engaño. Quarra lo había intentado más de una vez, hablando discretamente a otras autoridades que conocía. Pero lo único que obtuvo a cambio fue el escepticismo que debería haber sido dirigidos hacia los Sith... incluso de aquellos en cuyo juicio había confiado previamente. Nadie quería saber de otra Adari. Finalmente, se dio por vencida.
Sin embargo, hizo caso a una última advertencia de Adari... y tal vez sería la última advertencia del desacreditado Heraldo que nadie tuviera en cuenta. Las memorias de Adari hablaban de su esperanza de que al permanecer cerca de Yaru Korsin, algún día podría aprender lo suficiente para liberar a su pueblo. Lo había logrado parcialmente, enseñando al pueblo de Alanciar lo que conocía. Pero Adari también había confesado sus fracasos personales. Al caminar con Korsin, se había convertido durante un tiempo en la Salvadora... honrada muy por encima de los keshiri que la habían atormentado en su vida anterior. Y había reemplazado a un marido aburrido y odioso por un compañero que, aunque más amenazante, era mucho más inteligente.
Edell Vrai le había ofrecido a Quarra la misma oportunidad. Había tantas tareas por delante, y Edell la necesitaba. Y Alanciar la necesitaba, en cierto sentido. Podría hacer mejor las cosas, podría suavizar la transición... e incluso podría ser capaz de traer un poco del conocimiento médico del pueblo de Edell a Alanciar. Había mucho en Edell. ¿No era mejor ser la compañera de un Alto Señor Sith que la de un héroe popular keshiri?
No. Esa mujer del sueño, Orielle, le había dicho que no podía huir de lo inevitable... y su gente tampoco iba a hacerlo. Ella podía aceptarlo. Pero eso no significaba que tuviera que correr hacia ese futuro. Adari le había dado esa respuesta. Quarra dio unas palmaditas al libro de memorias, a salvo en la alforja después de rescatarlo de los archivos. Sí, algunos animales son mejores que otros... pero siguen siendo animales. Quédate con tu propia gente.
Encontró a Brue en el crepúsculo fuera de su casa de Uhrar, puliendo los globos de fuego que había fabricado ese día.
-Parece que has tenido unas vacaciones ocupadas -dijo su esposo, apagando los dispositivos.
-Esa es una forma de decirlo -dijo ella, desmontando-. ¿Qué tal el trabajo?
-Bastante bien. -El curtido keshiri acarició las bolas de cristal y sonrió. Ahora no le faltaba trabajo, como al resto de artesanos; los Sith estaban interesados en los dispositivos-. Los niños están contentos de estar en casa. Se alegrarán mucho de verte.
-Voy a darles una sorpresa -dijo ella, arrodillándose para atar a la bestia. Brue subió con paso tranquilo los escalones de vuelta a casa, silbando.
Quarra miró su casa, y luego a la calle. Ella sabía cómo sería el resto de su vida, y sabía cómo sería el resto de la vida de sus hijos. Se quedaría ahí, para guiarles por ella... y a sus ciudadanos, mientras existiese su cargo. No había realmente mucho más que hacer.
Miró las estrellas que aparecían en el cielo. Bajo el mandato de los Sith, obtendrían nuevos nombres. Esperaba que en algún lugar entre ellas vivieran los verdaderos Protectores, dispuestos a salvar a su pueblo.
Pero estaba preparada para estar equivocada.

3 comentarios:

  1. Gracias.
    Fenomenal traducción y gran historia introductoria para la serie de comics Spiral.

    Redan_D

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  2. Muchisimas gracias por la traduccion!!^^ Es excelente, incluso en las partes tecnicas o las expresiones parece que fuera un original y se agradece muchisimo (probablemente si hubiese empezado a leerla en ingles me habria desanimado con los primeros capitulos en los que apenas entendia ni en español -.-" y me hubiera perdido una historia fantastica)

    Ahora ya se han acabado no?
    Bueno estan los comics y tal, espero que esten a la altura de las novelas ^^
    Ahora empiezo con la de Darth Maul, aunque me da la sensacion que es mas de rollo aventuras y tal (?) no se le dare una oportunidad, que asi sigo con la tematica de los sith n.n (vale ok, quiza tenga una pequeña obsesion con los sith pero... *¬* )

    Un besito desde Pamplona continua asi!

    Leyre

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  3. fenomal trabajo amigo. y felicidades por tu blog.
    May the force be with you!

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